«El arte de cobrar facturas sin tener úlcera de estómago».

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Esta es la cuarta entrega de las andanzas de este personaje urbanita apasionado de la lengua, la literatura, la fotografía, la gastronomía, el dibujo y la vida en general. La Traductora Moderna es una serie de artículos donde la protagonista tiene una profesión relacionada con las palabras. El tono de los artículos es irónico a la par que cómico. Basado en la vida real cualquier parecido con la fantasía es falso.

«El arte de cobrar facturas sin tener úlcera de estómago».

Nuestra Traductora Moderna, como todo hijo de vecino, en algún que otro momento de su vida laboral ha pecado de ingenua. En sus inicios en el mundo traductoril pensaba que los clientes eran esa fauna amigable que se preocupaba de las finanzas ajenas con mimo y atención.¡ Ay, bonita! La realidad está bastante lejos de esa visión idílica. Traductora Moderna creía en la bondad humana por encima de todas las cualidades habidas y por haber. Esa bondad humana que llevaba a sus adorados clientes a pagar religiosamente a final de mes y sin rechistar. Ella que había sido tan lista e ideó un sistema para no tener quebraderos de cabeza con los pagos de las facturas. Todo tan sencillito, todo tan fácil que se creía la reina de la organización (ya saben ustedes, nuestra Traductora Moderna siempre apunta alto. ¿Si puede ser reina para qué convertirse en una simplona princesa? )

La estrategia era la siguiente: llegaba final de mes, 30 o 31 dependiendo del mes (obviando febrero), enviaba sus facturas tan monas ellas y tan bien explicaditas con su I.V.A y con su I.R.P.F. y a esperar tan ricamente que los clientes cumplieran con su parte que era la de ingresar el dinero generado por su trabajo de hormiguita laboriosa.

Los primeros meses, en su gran ingenuidad, esperó y esperó y esperó confiando plenamente en ellos. Esos clientes tan majos que tanto le había costado conseguir (no se crean, nuestra Traductora Moderna es bien lista, pero como ella, hay 200 en el mercado que se dedican al mismo sector, así que nadie le evitó las lágrimas, la sangre y el sudor para empezar a tener clientes), ¿cómo le iban a pagar con retraso?, ¿cómo iban olvidar que tenían facturas pendientes con ella que era tan aplicada, tan diligente a la hora de realizar sus proyectos?

Esta situación se mantuvo hasta que un buen día nuestra Traductora Moderna se cayó del guindo y empezó a darse cuenta de que las excusas que daban sus clientes para retrasar los pagos cada día eran más variopintas y originales.

Aquí va una pequeña recopilación:

1)   Dos meses después de haber terminado el trabajo, y previo envío de un correo para recordar que el pago no ha había sido aún realizado, el cliente suelta esta perlita:

« Resulta que el cliente no nos pagado y no nos va a pagar hasta dentro de un mes, entonces, amablemente, tu pago también se retrasa pero… ¿no te importa, verdad? ».

Hombre, tanto como no importarme, yo no lo definiría de esta manera pero ya sabemos que cada uno afronta las adversidades como puede.

De este tipo tuvo varias respuestas en los inicios hasta que se fue espabilando y fue dejando solo un mes de plazo para cobrarlas.

2)   Traductora Moderna envía el correspondiente correo recordatorio al cliente y se encuentra con esta respuesta: « ¡Qué despiste! Se me había olvidado pagarte la factura».

¿Qué se te había olvidado? ¿y para qué existen los calendarios de toda la vida donde apuntar las deudas?¿para qué?¿para que el banco gaste papel y luego tú no los uses?

3)   La tercera anécdota y la que más gracia le ha hecho en los últimos meses es la siguiente.

Ese cliente que firmó tan rápido y sin problemas esas condiciones de pago que eran a 14 días y que al cabo de mes y medio (a este hubo que mandarle dos correos recordatorios) nos deleita con esta frase: «No te preocupes, tu factura está en previsión de pago a 20 días». ¿Previsión de pago?, ¿pero qué demonios es ese tecnicismo? O me pagan o no me pagan pero no me mantienen en esta incertidumbre constante de estar en previsión de algo que no sé si va a llegar.

Solo cabe decir que después de todas estas respuestas tan originales, hasta la fecha siempre hemos cobrado todas las facturas emitidas y le hemos sacado provecho a las respuestas de nuestros amados e idolatrados clientes que nos dan de comer todos los días y que tanto nos quieren. Elena Rodríguez Calatrava

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